Mindfulness

Mindfulness

La práctica de Mindfulness es directa y simple. Fomenta la atención consciente, calmada, curiosa y afectuosa a los procesos que se dan continuamente en en nuestra mente y en nuestro cuerpo.

Sin embargo Mindfulness va más allá de la atención, ya que ésta se enraíza en lo profundo en una serie de actitudes que le dan sentido, como son la mente de principiante, no juzgar, la aceptación, el dejar ir, la confianza, la paciencia, el no forzar, la gratitud, la amabilidad y la generosidad. 

Estas actitudes son ‘cultivadas’ desde la curiosidad y la apertura durante la práctica, y por extensión hacia todo lo que se presenta en nuestras vidas.

La práctica supone una invitación a parar el ‘tren’ de ‘nuestro hacer continuo’, tanto mental como físico. La intención de la práctica es estar presentes para darnos la posibilidad de observar o contemplar las sensaciones corporales, emociones, pensamientos, acciones, reacciones e impulsos que van conformando nuestra experiencia, tal y como van surgiendo, momento a momento.

Observa y descubre

No existe una finalidad y esto puede resultarnos extraño dada nuestra tendencia a hacer o a lograr objetivos. Lo que si existe es la intención de darse permiso para ‘soltar’ o salir del ‘piloto automático’ que dirige nuestras acciones o comportamientos la mayor parte de nuestro tiempo.

Practicar Mindfulness de forma continuada abre paso y refuerza una actitud, un modo de ser o estar presente en la vida que puede ayudarte a disminuir el sufrimiento que surge cuando nos cerramos o resistimos a aceptar lo que nos esta ocurriendo o cuando nos aferramos al deseo imposible de que las cosas no cambien.

La verdadera intención es la de ‘despertar’ o descubrir el origen de nuestro sufrimiento, como paso previo y esencial, para elegir modos de actuar, que amplíen nuestras posibilidades de vivir la vida de un modo más libre, pleno y satisfactorio.

De forma poética podría verse así:

“Imagina que tu mente consciente toma asiento
y el asiento se encuentra en un solo punto
que se halla en el centro del universo.

Desde ahí, imagina a los estados mentales (pensamientos, emociones) como si fueran visitantes, que llegan a este punto por un periodo corto o largo de tiempo.

Llega a conocer bien a estos visitantes; llega a familiarizarte con los cuadros que pintan, las historias seductoras que cuentan para atraer tu atención
y hacer que creas en ellas.

Pero no abandones tu asiento: es el único que hay alrededor:
Continua ocupándolo incesantemente, respirando con cada invitado cuando viene, estableciéndote en la mente consciente, transformándote en quien sabe o conoce, en el que esta despierto.”